Recordándolo
Se cumplen cuatro meses que Ricardo ya no está, no está en la forma que estaba antes, ya no lo vemos, pero sigue estando en quienes amó y lo amaron.
Su familia, sus amigos,
dicen recordarlo así:
“Cordial, optimista,
entusiasta, inquieto, le gustaba leer, contar chistes y anécdotas, reírse.
Quien lo conocía y trataba lo apreciaba”
Desinteresado y
desorganizado con su dinero lo cual le trajo más de un problema Generoso, discutidor, fuertemente se enojaba
y al poco tiempo sele pasaba y olvidaba. No guardaba rencores. Fiel en todo y
con todos.
Amaba profundamente a su
familia, si bien no sabía demostrarlo con
abrazos o palabras, daba cada día de su vida por ellos y siempre pensando
en ellos. Deseaba que fueran “buenas personas”, nunca les impuso una carrera,
un estudio, una vocación, “que ellos eligieran”.
Amaba a Jesús, amaba a la
Iglesia, amaba a Dios.
Pendiente de su esposa y
compañera, quería que estuviera bien, arreglada, contenta, no podía verla
triste, ni enferma, ni cansada. La impulsó a que progresara, se perfeccionara,
corrigió cada uno de los escritos de sus libros. Los sábados a la mañana eran
especiales, ir juntos a una confitería a desayunar y conversar, dado que la
ajetreada vida de su trabajo poco tiempo le dejaba para ello. Cada tanto una
escapadita todo un fin de semana, pasear, distraerse, caminar, cine. Estas eran
todas sus pretensiones.
Ya internado en terapia, lo
último que le dijo a ella fue una recomendación: ”Comé, descansá, no andes de
acá para allá, cuidate”... Horas antes de fallecer pudo ver a cada uno de sus
hijos.“Papá te duele algo?” “no solo fatiga”. Recibió “la unción de los
enfermos y la comunión”, el Sacerdote le hizo un chiste y se sonrió…. Horas
después se fue… pero sigue estando junto a los suyo y en el testimonio que
dejó.
Durante su enfermedad
siempre recordando y agradeciendo a los médicos que lo atendieron, al Dr. José
María Gutiérrez, que durante años, desde muy joven, fue “su clínico”, a los
especialistas que lo fueron controlando y guiando durante su enfermedad, a su
cardiólogo que lo visitó en su casa hasta el día de su internación; a los
Sacerdotes que lo guiaron, a quien durante su postración todos los domingos le
traía la Sda. Comunión que le daba paz y serenidad.
“Nunca lo escuchamos
quejarse de su enfermedad, aun en su silla de ruedas era el mismo, con su
capacidad de disfrutar intacta: la visita de alguien en casa, una lectura, una
buena comida, un pequeño paseo, un asado,
una cerveza… en fin disfrutar de la vida misma. Cuando íbamos a estar con él nos daba
alegría, se reía, nos hacía reír y discutía con la vehemencia de siempre…” Así se
fue… no desearía la tristeza de quienes quería, sino el recuerdo alegre de la
vida y la lucha pasada juntos.
Su esposa Martha, sus hijos e hijas: María Amalia,
María Laura (ahora hna. Teresa de Jesús), María Marta, Pablo Matías, Marisa
Guadalupe, Damián Matías; su hermano José María, cuñada, yernos, nuera,
nietos/as, ahijada, participarán de una Misa en su recuerdo, el próximo domingo1º de abril, a las18hs.en la Iglesia del
Carmelo de Sta. Teresa (calles 45 y 16)
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